ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA FOX SPORTS DE NOVIEMBRE DE 2006
EL DEFENSOR QUE FUE CAMPEÓN MUNDIAL DE CLUBES CON SAO PAULO, EN 2005, AHORA VIVE SU EXPERIENCIA EUROPEA EN EL FENERBAHCE TURCO. PERO NO SE OLVIDA DE SUS RAÍCES. POR ESO, MAS QUE NUNCA, TIENE GANAS DE PONERSE LA CELESTE PARA DARLE ALEGRÍAS AL PUEBLO URUGUAYO.
Diego Lugano tiene oficio. Es que el central ha recorrido un largo camino. Cuentan en Canelones que en sus comienzos en el club Libertad ya mostraba su voz de mando, sus dotes de líder y su personalidad. Una anécdota, que nada tiene que ver con el mundo del fútbol, lo pinta de cuerpo entero. Lugano comenzó el liceo a los 12 años y su madre, Diana, trabajaba de noche en el Iname. Por aquella época, Diego ponía el despertador y se levantaba solito para ir a clases. Una mañana, a las 8, cuando su mamá llegó a la casa, lo encontró llorando. Se había quedado dormido y no quiso llegar cinco minutos tarde al liceo. Diana le explicó con mucha ternura que no iba a tener ningún problema, pero él se negó a ir. Fue la única vez que faltó al liceo. Hoy, aunque vive lejos de su tierra, Diego Alfredo Lugano Moreno mantiene intactos sus valores esenciales.
–¿Cómo estás en Turquía?
–Por ahora, muy bien. El pueblo turco y la hinchada del Fenerbahçe me recibieron de una manera inesperada, por el cariño y el calor que me brindaron desde que llegué.
–¿Te costó adaptarte?
–No, porque desde el comienzo el club me dio muchas comodidades y eso ayuda bastante. El idioma, por el momento, es imposible. El fútbol y las costumbres también son diferentes, pero eso lo voy a ir agarrando de a poco.
–¿Qué nivel futbolístico hay?
–Está por encima de lo que yo esperaba. Hay muchos jugadores de prestigio internacional. Hay varios brasileños con nivel de Selección. También, muchos jugadores de Selecciones europeas. Eso le da una reputación importante. Acá tienen mucha pasión y se ve en los estadios, que están siempre llenos. Tanto el del Fenerbahçe como el resto de los equipos. El fútbol turco está en un segundo escalón, debajo de España, Alemania, Francia e Inglaterra.
–¿Y desde lo económico?
–Está a un gran nivel. Eso hace que sea competitivo. Y, por lo que veo, la tendencia es seguir creciendo. Siguen contratando jugadores destacados. Para nosotros, los jugadores sudamericanos, es importante porque se abre otro mercado que es muy interesante.
–¿Cómo estás en Turquía?
–Por ahora, muy bien. El pueblo turco y la hinchada del Fenerbahçe me recibieron de una manera inesperada, por el cariño y el calor que me brindaron desde que llegué.
–¿Te costó adaptarte?
–No, porque desde el comienzo el club me dio muchas comodidades y eso ayuda bastante. El idioma, por el momento, es imposible. El fútbol y las costumbres también son diferentes, pero eso lo voy a ir agarrando de a poco.
–¿Qué nivel futbolístico hay?
–Está por encima de lo que yo esperaba. Hay muchos jugadores de prestigio internacional. Hay varios brasileños con nivel de Selección. También, muchos jugadores de Selecciones europeas. Eso le da una reputación importante. Acá tienen mucha pasión y se ve en los estadios, que están siempre llenos. Tanto el del Fenerbahçe como el resto de los equipos. El fútbol turco está en un segundo escalón, debajo de España, Alemania, Francia e Inglaterra.
–¿Y desde lo económico?
–Está a un gran nivel. Eso hace que sea competitivo. Y, por lo que veo, la tendencia es seguir creciendo. Siguen contratando jugadores destacados. Para nosotros, los jugadores sudamericanos, es importante porque se abre otro mercado que es muy interesante.
Para Diego Lugano, no hay nada más importante que ponerse La Celeste. Su debut en las Eliminatorias fue en 2004, en un partido complicado contra Paraguay. A partir de entonces se convirtió en una pieza clave. Lo expresa siempre. Dentro y fuera de la cancha. Ese amor por La Celeste le dejó heridas, pero también lo llena de sueños y anhelos.
–¿Qué expectativas tenés con respecto al futuro de la Selección de Uruguay?
–Tengo unas ganas enormes de darle una alegría al pueblo uruguayo. Más, después de lo que significó quedar afuera del Mundial de Alemania por un penal. Fue una tristeza enorme para nuestra gente, que vive y respira fútbol. Y tal vez es la única alegría que nuestro país puede tener. Todos los uruguayos tenemos que ser conscientes de eso. Somos un país pequeño, donde el poder económico casi no existe, donde no hay tantos jugadores por densidad de población. Y el fútbol está más competitivo y profesional que nunca. Para llegar a competir a nivel internacional tenemos que ser conscientes todos: jugadores, técnicos, dirigentes, hinchas, periodistas. Tenemos que comenzar a remar para el mismo lado para llevar a Uruguay a recuperar el prestigio perdido. Si bien es difícil, la pasión y las ganas siempre las tenemos.
–¿Los problemas de la Selección tienen más que ver con lo externo?
–En la última década, Uruguay sufrió mucho con grandes jugadores. Y sufrimos más por problemas internos que por derrotas contra equipos superiores. En la Eliminatoria pasada se logró algo importante, que fue unir al grupo con la gente. Igual, faltaron muchas cosas para que se llegara a ser un equipo de fútbol profesional al máximo. Se han cometido errores. Todo el mundo lo sabe. Lo importante es que todavía tenemos esa honestidad como jugadores de vestir La Celeste. De darle una alegría a la gente. Eso lo tenemos muy adentro. Y mientras tengamos eso habrá esperanzas.
–¿Qué expectativa tenés de aquí en adelante como profesional?
–Mi gran objetivo es ir con Uruguay a un Mundial. Quedar afuera del de Alemania por un penal, y con un grupo maravilloso, me dolió muchísimo. Es algo que no me voy a sacar nunca más de adentro mío. Tenemos que llevar a Uruguay a lo más alto que se pueda. El año que viene está la Copa América, que es siempre un desafío importante. En lo personal, hace poco llegué al
Fenerbahçe, el club más importante de Turquía. Una institución que tiende a crecer. Y ése es el objetivo. Pero siempre hay que aspirar a más y tal vez haciendo una gran campaña aquí pueda saltar a un fútbol más competitivo o más visto como el español o el italiano, sin dejar de perder en el aspecto económico.
–¿Y cómo es la actualidad del Fenerbahçe?
–El año que viene el club cumple 100 años y el objetivo es entrar en la Champions y hacer un buen papel. El equipo se reforzó y lo seguirá haciendo para lograr las pretensiones que tenemos.
Carina, su esposa, está embarazada y en breve lo hará papá de otro varón. Se llamará Tiago y será turco. Su hijo mayor se llama Nicolás y tiene seis años. Ellos son quienes acompañan al zaguero en esta experiencia por Europa. Lugano tiene un jugoso contrato por tres años con el Fenerbahçe, y su pase pertenece al club.
–¿Cómo es la adaptación a Turquía?
–El equipo me dio muchas comodidades. Mi mujer está embarazada y desde antes de llegar a Turquía ya me habían dispuesto hospitales y ginecólogos para elegir. También pusieron a nuestra disposición escuelas para mi hijo y traductores. Son muchas comodidades que el equipo me dio como para que nos adaptaramos rápido. Esos detalles hacen la diferencia en el día a día. Es espectacular.
–¿Cómo te tratan los hinchas?
–Acá son demasiado expresivos y pasionales. Son extremistas. El día que llegué había 5 mil personas esperándome en el aeropuerto. Se juegan todos los partidos a estadio lleno. Son pasionales de verdad. Yo, con tan poco tiempo en el país, no puedo tener intimidad porque siempre hay hinchas que me piden autógrafos y fotos. Con respeto, pero hay que tener paciencia. La prensa es muy sensacionalista. Empatamos un partido y ya quieren echar al entrenador y hacen un escándalo bárbaro. Incluso dicen que los extranjeros tenemos un grupo y los turcos, otro. Todo es así. Como cuento lo bueno, también cuento lo otro. No es tan fácil, pero hay que adaptarse a este lugar.
–¿Es posible conseguir yerba en Turquía?
–¡Es imposible! ¡Ja ja! Como saben en todo el mundo, la valija de un uruguayo se compone de un 80 por ciento de yerba y el 20 por ciento que resta, con ropa. Tengo para un buen tiempo, por las dudas, si se complica volver. ¡Jaja!
–¿Qué expectativas tenés con respecto al futuro de la Selección de Uruguay?
–Tengo unas ganas enormes de darle una alegría al pueblo uruguayo. Más, después de lo que significó quedar afuera del Mundial de Alemania por un penal. Fue una tristeza enorme para nuestra gente, que vive y respira fútbol. Y tal vez es la única alegría que nuestro país puede tener. Todos los uruguayos tenemos que ser conscientes de eso. Somos un país pequeño, donde el poder económico casi no existe, donde no hay tantos jugadores por densidad de población. Y el fútbol está más competitivo y profesional que nunca. Para llegar a competir a nivel internacional tenemos que ser conscientes todos: jugadores, técnicos, dirigentes, hinchas, periodistas. Tenemos que comenzar a remar para el mismo lado para llevar a Uruguay a recuperar el prestigio perdido. Si bien es difícil, la pasión y las ganas siempre las tenemos.
–¿Los problemas de la Selección tienen más que ver con lo externo?
–En la última década, Uruguay sufrió mucho con grandes jugadores. Y sufrimos más por problemas internos que por derrotas contra equipos superiores. En la Eliminatoria pasada se logró algo importante, que fue unir al grupo con la gente. Igual, faltaron muchas cosas para que se llegara a ser un equipo de fútbol profesional al máximo. Se han cometido errores. Todo el mundo lo sabe. Lo importante es que todavía tenemos esa honestidad como jugadores de vestir La Celeste. De darle una alegría a la gente. Eso lo tenemos muy adentro. Y mientras tengamos eso habrá esperanzas.
–¿Qué expectativa tenés de aquí en adelante como profesional?
–Mi gran objetivo es ir con Uruguay a un Mundial. Quedar afuera del de Alemania por un penal, y con un grupo maravilloso, me dolió muchísimo. Es algo que no me voy a sacar nunca más de adentro mío. Tenemos que llevar a Uruguay a lo más alto que se pueda. El año que viene está la Copa América, que es siempre un desafío importante. En lo personal, hace poco llegué al
Fenerbahçe, el club más importante de Turquía. Una institución que tiende a crecer. Y ése es el objetivo. Pero siempre hay que aspirar a más y tal vez haciendo una gran campaña aquí pueda saltar a un fútbol más competitivo o más visto como el español o el italiano, sin dejar de perder en el aspecto económico.
–¿Y cómo es la actualidad del Fenerbahçe?
–El año que viene el club cumple 100 años y el objetivo es entrar en la Champions y hacer un buen papel. El equipo se reforzó y lo seguirá haciendo para lograr las pretensiones que tenemos.
Carina, su esposa, está embarazada y en breve lo hará papá de otro varón. Se llamará Tiago y será turco. Su hijo mayor se llama Nicolás y tiene seis años. Ellos son quienes acompañan al zaguero en esta experiencia por Europa. Lugano tiene un jugoso contrato por tres años con el Fenerbahçe, y su pase pertenece al club.
–¿Cómo es la adaptación a Turquía?
–El equipo me dio muchas comodidades. Mi mujer está embarazada y desde antes de llegar a Turquía ya me habían dispuesto hospitales y ginecólogos para elegir. También pusieron a nuestra disposición escuelas para mi hijo y traductores. Son muchas comodidades que el equipo me dio como para que nos adaptaramos rápido. Esos detalles hacen la diferencia en el día a día. Es espectacular.
–¿Cómo te tratan los hinchas?
–Acá son demasiado expresivos y pasionales. Son extremistas. El día que llegué había 5 mil personas esperándome en el aeropuerto. Se juegan todos los partidos a estadio lleno. Son pasionales de verdad. Yo, con tan poco tiempo en el país, no puedo tener intimidad porque siempre hay hinchas que me piden autógrafos y fotos. Con respeto, pero hay que tener paciencia. La prensa es muy sensacionalista. Empatamos un partido y ya quieren echar al entrenador y hacen un escándalo bárbaro. Incluso dicen que los extranjeros tenemos un grupo y los turcos, otro. Todo es así. Como cuento lo bueno, también cuento lo otro. No es tan fácil, pero hay que adaptarse a este lugar.
–¿Es posible conseguir yerba en Turquía?
–¡Es imposible! ¡Ja ja! Como saben en todo el mundo, la valija de un uruguayo se compone de un 80 por ciento de yerba y el 20 por ciento que resta, con ropa. Tengo para un buen tiempo, por las dudas, si se complica volver. ¡Jaja!
Más allá de los sueños también están los recuerdos y los buenos momentos que le ha dejado hasta aquí su carrera profesional. Lugano parece revivir cada instante a medida que avanza en el relato. Y unos de los puntos más altos es el Mundial de Clubes que ganó con el Sao Paulo el año pasado, al derrotar al Liverpool inglés 1 a 0.
–¿Qué significó para vos ese logro?
–Fue una experiencia inolvidable. Porque fue el primero que se disputó. Es un poco diferente a la Copa Intercontinental, que era solamente un partido. Antes del Mundial vivimos meses muy lindos. Porque se trabajó mucho y se generó mucha expectativa en torno del torneo. Y después de ganado, ni te cuento. Significa quedar en la historia de un gran club como Sao Paulo. Quedar en la historia del fútbol sudamericano. Son muchas las cosas que hacen que disputar un Mundial, y después ganarlo, sea inolvidable.
–¿Es más importante para los sudamericanos que para los europeos?
–Eso dicen. Pero aquel día contra el Liverpool fue una guerra. En lo futbolístico y en lo físico. En lo malintencionado que fue el partido. En todo. Incluso después, a la hora de conmemorar, había cuatro o cinco jugadores ingleses de muy mal humor. Casi llorando y hasta queriendo pelear. No sé hasta dónde es más importante para nosotros que para ellos. Si es más importante para nosotros, no es tanto como dicen. Nosotros tenemos un fútbol más pobre e ir a un Mundial es una vidriera importante para llegar al fútbol europeo. Ser campeón del mundo significa quedar para siempre en la historia de ese club. Tal vez te jugás la vida y algo más en un partido de ésos. Pero esa es una forma de vivir que nos separa de los europeos. No sólo en un partido de fútbol y en una final del mundo.
–¿Qué significó para vos ese logro?
–Fue una experiencia inolvidable. Porque fue el primero que se disputó. Es un poco diferente a la Copa Intercontinental, que era solamente un partido. Antes del Mundial vivimos meses muy lindos. Porque se trabajó mucho y se generó mucha expectativa en torno del torneo. Y después de ganado, ni te cuento. Significa quedar en la historia de un gran club como Sao Paulo. Quedar en la historia del fútbol sudamericano. Son muchas las cosas que hacen que disputar un Mundial, y después ganarlo, sea inolvidable.
–¿Es más importante para los sudamericanos que para los europeos?
–Eso dicen. Pero aquel día contra el Liverpool fue una guerra. En lo futbolístico y en lo físico. En lo malintencionado que fue el partido. En todo. Incluso después, a la hora de conmemorar, había cuatro o cinco jugadores ingleses de muy mal humor. Casi llorando y hasta queriendo pelear. No sé hasta dónde es más importante para nosotros que para ellos. Si es más importante para nosotros, no es tanto como dicen. Nosotros tenemos un fútbol más pobre e ir a un Mundial es una vidriera importante para llegar al fútbol europeo. Ser campeón del mundo significa quedar para siempre en la historia de ese club. Tal vez te jugás la vida y algo más en un partido de ésos. Pero esa es una forma de vivir que nos separa de los europeos. No sólo en un partido de fútbol y en una final del mundo.
“En Brasil pasé momentos inolvidables”
Más allá de tener todas sus energías puestas en el Fenerbahçe, y de estar siempre atento al llamado para ponerse la Celeste, Diego Lugano tiene un lugar especial para el club que le dio todo, y al que le entregó lo mejor de sí: el Sao Paulo. “Tuve la suerte de vivir muchas cosas
lindas en el fútbol. Y en Brasil pasé momentos inolvidables. Ser campeón de América y del
mundo ,sin dudas que es algo maravilloso para cualquier jugador. Pero lo más hermoso de todo fue el reconocimiento que me dio la gente de Sao Paulo. Va a ser imposible de olvidar, porque todos sabemos que en Brasil están los mejores jugadores del mundo. Y que en Sao Paulo hubo cracks en todas las llegar al fútbol europeo. Ser campeón del mundo significa quedar para siempre en la historia de ese club. Tal vez te jugás la vida y algo más en un partido de ésos. Pero esa es una forma de vivir que nos separa épocas. Pero cracks de verdad. Sentir ese cariño y ese respeto hasta el día que me fui, es algo que nunca voy a olvidar. Son emociones muy fuertes que
recordaré toda mi vida”.
Más allá de tener todas sus energías puestas en el Fenerbahçe, y de estar siempre atento al llamado para ponerse la Celeste, Diego Lugano tiene un lugar especial para el club que le dio todo, y al que le entregó lo mejor de sí: el Sao Paulo. “Tuve la suerte de vivir muchas cosas
lindas en el fútbol. Y en Brasil pasé momentos inolvidables. Ser campeón de América y del
mundo ,sin dudas que es algo maravilloso para cualquier jugador. Pero lo más hermoso de todo fue el reconocimiento que me dio la gente de Sao Paulo. Va a ser imposible de olvidar, porque todos sabemos que en Brasil están los mejores jugadores del mundo. Y que en Sao Paulo hubo cracks en todas las llegar al fútbol europeo. Ser campeón del mundo significa quedar para siempre en la historia de ese club. Tal vez te jugás la vida y algo más en un partido de ésos. Pero esa es una forma de vivir que nos separa épocas. Pero cracks de verdad. Sentir ese cariño y ese respeto hasta el día que me fui, es algo que nunca voy a olvidar. Son emociones muy fuertes que
recordaré toda mi vida”.
Nombre completo
Diego Alfredo Lugano Moreno.
Fecha y lugar de nacimiento
2 de noviembre de 1980, en Canelones, Uruguay.
Trayectoria
Nacional (1999 a 2000 / 2003), Plaza Colonia (2001 a 2002), Sao Paulo (2003 a 2006) y Fenerbahçe (2006).
Títulos
Copa Libertadores, Campeonato Paulista y Mundial de Clubes, todos en 2005.
Ese mismo año fue consagrado como mejor defensor del Brasileirao y votado como el segundo mejor jugador de América, detrás de Carlos Tevez.
Diego Alfredo Lugano Moreno.
Fecha y lugar de nacimiento
2 de noviembre de 1980, en Canelones, Uruguay.
Trayectoria
Nacional (1999 a 2000 / 2003), Plaza Colonia (2001 a 2002), Sao Paulo (2003 a 2006) y Fenerbahçe (2006).
Títulos
Copa Libertadores, Campeonato Paulista y Mundial de Clubes, todos en 2005.
Ese mismo año fue consagrado como mejor defensor del Brasileirao y votado como el segundo mejor jugador de América, detrás de Carlos Tevez.
1 comentario:
Diego Lugano es de aquellos jugadores que los sabemos interesantes pero los perdemos de vista. Por eso es fantástico, si no podemos seguirlos por televisión, saber de ellos a través de sus propias palabras.
Gran nota de Eduardo Martins, rica en contenido. Me parece que aquí hay un punto fuerte del autor: acercar la lejanía, buscar y encontrar entrevistados no tan habituales y llevarlos por recorridos pensados para el lector.
Estaré atento a la espera de más artículos como éste.
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