jueves, 29 de enero de 2009

EN EL ABISMO

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA FOX SPORTS EN ABRIL DE 2008

EL BUCEO DE PROFUNDIDAD ES UNA ACTIVIDAD APASIONANTE Y PELIGROSA: ALGUNOS BAJAN MÁS DE 150 METROS SIN TUBO DE OXÍGENO.

Descubrir las maravillas que se encuentran bajo el agua es un gran desafío. Se ingresa en un mundo distinto, regido por principios diferentes a los que conocemos sobre tierra. El buceo es una actividad que ha estado en pleno crecimiento en los últimos cincuenta años y que se realiza por deporte o para llevar a cabo tareas comerciales, científicas o militares. Hay dos formas de practicarlo de manera deportiva: la apnea, técnica también conocida como buceo libre o a pulmón; y el buceo con equipo (que puede ser con escafandra autónoma), también denominado SCUBA (acrónimo inglés de Self Contained Underwater Breathing Aparatus).
Cualquier persona puede aprender a bucear, aunque existen algunos requisitos básicos de salubridad. Las personas discapacitadas también pueden hacerlo, siendo una actividad muy beneficiosa, ya que logran libertad de movimientos y mayor ligereza. Existen cursos especializados para quienes padecen ceguera, paraplejia y parálisis cerebral, entre otras discapacidades. La única enfermedad que supone un mayor peligro para el buceo es la epilepsia, por el riesgo de ataques durante la inmersión.
El entrenamiento básico enseña cómo utilizar los equipos, cómo moverse en el agua, las señales de compañerismo y las técnicas de auxilio, lo que permite el buceo sin supervisión dentro de ciertos límites. En cursos avanzados se puede aprender a bucear en cuevas, de noche, bajo hielo o a grandes profundidades. “Se puede practicar buceo desde los 10 años en adelante. La norma general de seguridad es hacerlo en pareja. Para bucear se precisa un carnet que acredita los conocimientos obtenidos en un curso”, cuenta Juan José Rodríguez, certificador de instructores del Centro de Estudio del Buceo (CEB). “La duración del curso depende de la persona. Con 24 horas de instrucción se aprende, aunque hay quienes necesitan más tiempo”, agrega.
El Mar Rojo (ubicado entre Asia y Africa), Australia, algunas partes del Caribe, Indonesia y las Islas Fiji son algunos de los mejores lugares del mundo para practicar buceo. En Argentina se destacan Puerto Madryn y Ushuaia. En cuanto al costo del equipamiento, es relativo. “Uno completo implica un gasto de 2 mil dólares, pero dura veinte años, porque no tiene recambio”, apunta Rodríguez.

BUCEO EXTREMO
El buceo deportivo se limita en general a los 40 metros de profundidad, aunque en apnea se pueden alcanzar profundidades más importantes. Con mezclas especiales de gases también se pueden superar los 100 metros.
La apnea profunda exige una adecuada preparación, así como un amplio conocimiento y experiencia, ya que los problemas y las dificultades fisiológicas que hay que superar son muchos y, en su mayoría, poco conocidos. Cualquier inconveniente puede dejar secuelas permanentes e incluso se puede perder la vida. “La apnea en profundidad tiene diferentes niveles y categorías, aunque es básicamente para batir records”, explica Rodríguez. Se entrena en piscina y se busca bajar las pulsaciones al máximo para poder resistir entre ocho y diez minutos debajo del agua.
Una de las historias trágicas del buceo libre la protagonizó Audrey Mestre, una francesa de 28 años que perdió la vida el 12 de octubre, mientras intentaba lograr el record mundial de inmersión marina libre. Mestre fue sacada del agua tras casi nueve minutos, desde una profundidad de 170 metros. La inmersión (en la que Mestre esperaba batir el record mundial de 162 metros que era de su esposo Francisco ‘Pipin’ Ferreras) debía durar tres minutos. En la actualidad la marca es del austríaco Herbert Nitsch (ver recuadro), quien alcanzó los 214 metros.
El buceo, sin embargo, es una actividad segura, con riesgos inherentes como cualquier otra actividad. Se estima que la incidencia de accidentes relacionados con esta actividad sería cercana al 0.04 por ciento. Es decir, que en uno de cada 4.000 buceos existiría algún tipo de accidente. Pero esta estadística es (por ahora) sólo una presunción, puesto que todavía no hay datos cien por ciento confiables.
El 70 por ciento de la superficie de nuestro planeta está cubierto por agua, y la exploración marina está limitada no sólo por la fisiología humana, sino por lo costoso que es hacerlo por debajo de los 100 metros. La profundidad media del oceáno es de 3,8 kilómetros: aún queda mucho por descubrir.


RECORD PROFUNDO
La apnea es, tal vez, la forma más antigua de bucear. Con sólo retener el aire en los pulmones, se puede descender y permanecer durante un período breve en las profundidades. El 16 de junio de 2007, en la ciudad griega de Spetses, el austríaco Herbert Nitsch logró el record de 214 metros y se consagró como el hombre que en apnea logra la mayor profundidad. La duración total de la inmersión fue de 4 minutos y 29 segundos. Esta nueva marca supera en 29 metros la anterior (era de 189), que también era de Nitsch. Una proeza deportiva de alto riesgo.

Más info en: www.buceo.com.ar
www.buzosargentinos.org.ar

miércoles, 21 de enero de 2009

LE PARKOUR: TRAZANDO LA CIUDAD

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA FOX SPORTS EN DICIEMBRE DE 2007

EL PARKOUR ES UNA DISCIPLINA JOVEN Y EN CRECIMIENTO. SE TRATA DE SUPERAR OBSTÁCULOS NATURALES UTILIZANDO ÚNICAMENTE EL CUERPO. ADEMÁS DE UN DEPORTE, ES UNA FILOSOFÍA DE VIDA.

Todo comenzó a finales de los años ‘70 en Lisses, un suburbio parisino. Los pioneros fueron Sebastien Foucan y David Belle. El parkour (o arte del desplazamiento) es una disciplina que consiste en desplazarse por el medio (urbano o natural) superando los obstáculos que se presentan en el camino de la forma más fluida y eficiente posible, y sólo con las posibilidades que brinda el cuerpo humano. Raymond Belle, el padre de David, fue un destacado bombero y militar. El le enseñó a su hijo el llamado Método Natural de Georges Hébert, una disciplina utilizada en el ejército para superar obstáculos naturales usando solamente el cuerpo.
David adaptó entonces esta técnica a los recorridos por su ciudad, creando así una versión urbana y llamándola ‘le parkour’ (su nombre original, en francés), que significa ‘recorrido’. Así es como, junto a Sebastien Foucan y otros miembros, se formó el primer grupo de traceurs, los practicantes de le parkour.
Tiempo después, Sebastien Foucan emigró al Reino Unido, donde creó su propia versión, denominada ‘free running’, con una visión comercial y estética, aunque también continúa haciendo parkour. David Belle entonces, decidió fundar la Parkour Worldwide Association (PAWA), con el objetivo de difundir la actividad por el mundo y que todos los traceurs tomen contacto entre sí.

EXIGENCIA
“El parkour es una actividad apta para todos. No obstante, para practicarlo es necesario un estado de salud óptimo. Tanto la preparación física como la mental son vitales”, cuenta Walter David Bongard, actor y doble de riesgo que se dedica al parkour desde 2002 y es representante oficial de la PAWA.
Para practicarlo, casi no se usan accesorios. Sólo un calzado adecuado, con agarre al suelo y buena amortiguación. La ropa tiene que ser cómoda y permitir una gran movilidad.
Para los principiantes se recomienda el uso de protectores como precaución, para dejar de usarlos a medida que se avanza de nivel. No debe ser una costumbre llevarlos.
Los entrenamientos son duros y exhaustivos. Una de las maneras más difundidas es el entrenamiento de domingo a domingo, mañana y tarde. Consiste en tres horas por turno, repartidas de la siguiente manera: la primera hora de preparación física, la segunda de prueba de técnicas y la tercera para realizar la trazada. Siempre atendiendo y cuidando la seguridad. “Hay un concepto fundamental sobre nuestra actividad que la aleja de los deportes tradicionales: en el parkour no existen competencias ni líderes. El parkour se enfoca en la autosuperación”, agrega Bongard.
Las posibilidades económicas y algunos factores legales harán que lleve algunos años difundir mundialmente la actividad. Es por esto que PAWA ha desarrollado menciones de ‘representantes oficiales’ para los traceurs más experimentados de cada país y de ‘corresponsales’ para los que les siguen, con el objetivo de lograr que el parkour sea considerado deporte. “Lo que hemos conseguido es un muy buen nivel de aceptación en la sociedad. La semillita ya está plantada. Hay que acompañar y cuidar su crecimiento”, reflexiona Bongard.
Una regla importante en el parkour es no retroceder. Su lema: ‘Ser y durar’.



>> Un estilo de vida
El parkour es una actividad que está en constante crecimiento. “No es sólo una disciplina deportiva, también es una filosofía de vida”, explica Walter Bongard. Desde que se creó, han surgido derivados como el free running, que se enfoca en la cuestión estética, por ejemplo. Pero el parkour mantiene firmes sus principios fundacionales. Para los ‘traceurs’, el parkour aporta una visión diferente para enfrentar distintas situaciones de la vida cotidiana. “El parkour es como la vida real”, continúa Bongard. “Cuando tienes obstáculos en el camino debes superarlos, avanzar sin detenerte y seguir siempre hacia adelante”, sostiene. Eso es el parkour: el arte del desplazamiento superando obstáculos. Tanto por un bosque como por una ciudad, utilizando solamente las posibilidades que nos brinda nuestro cuerpo, de la manera más técnica, rápida y fluida posible. Se necesita un entrenamiento arduo desde lo físico hasta lo mental. “Cuando tienes un obstáculo delante tuyo, allí es donde comienza el parkour. Ser y durar es nuestro lema”, concluye Bongard.

Para más información: www.pka.com.ar

jueves, 8 de enero de 2009

A CATORCE AÑOS DE LA MUERTE DEL CAMPEÓN

Carlos Monzón perdió la vida en un accidente automovilístico el 8 de enero de 1995 en Santa Fe. Estaba en libertad por buena conducta y tenía 52 años. Fue uno de los mejores deportistas de la historia argentina y el mejor boxeador mediano de la historia.

Artículo publicado en Fox Sports Latin America: A catorce años de la muerte del campeón


El 8 de enero de 1995 se mataba en un accidente Carlos Monzón, el mejor pugilista mediano de la historia. Su vida se terminó en la ruta 1, en jurisdicción del paraje Los Cerrillos que une su ciudad natal, San Javier, con la de Santa Fe.

Monzón chocó con su Renault 19 cuando regresaba a la Unidad Penal N° 2 de las Flores luego de una salida por buena conducta. Tenía 52 años y había sido condenado en febrero de 1988 por la muerte de su pareja, Alicia Muñiz en Mar del Plata.

"Escopeta" había nacido el 7 de agosto de 1942 en un rancho del humilde barrio La Flecha de San Javier, pero creció en Barranquitas, un pequeño poblado de la capital santafesina.

Fue el octavo de trece hermanos. Era descendiente de los mocovíes, una tribu aborigen de sangre guerrera. De ellos seguramente heredó el temperamento y la determinación para ir al frente arriba del cuadrilátero. Monzón fue un guapo en el ring.

Aunque muchos discutieron su estilo, Monzón demolía a sus rivales. Tenía técnica, buen ataque, mejor defensa, pero por sobre todo, era eficaz. Disputó 100 combates profesionales, con 87 victorias (59 nocauts), una sin decisión, 3 derrotas y 9 empates.

La noche del 7 de noviembre de 1970, en el Palazzo dello Sport de Roma, destrozó al italiano Giovanni "Nino" Benvenutti, indiscutido campeón hasta ese momento, y se adueñó del cinturón mediano de la Asociación Mundial de Boxeo.

"`Gringo´, en el ring te voy a matar y voy a ser campeón del mundo", le había dicho el argentino cuando los presentaron. Fue nocaut en el duodécimo asalto después de un tremendo y final derechazo precedido de varios cross que inundaron la cara del italiano.

Monzón sólo abandonaría el cetro después de 14 defensas, todas ante rivales de calidad como Emile Griffith, Jean Claude Bouttier, Bennie Briscoe, José "Mantequilla" Nápoles o Rodrigo Valdez.


Así como conoció muchos "amigos del campeón", Monzón tuvo gente de la mejor madera al lado suyo cuando estuvo preso, como el gran maestro Amilcar Brusa, su entrenador y referente humano.

El mismo que se encargaba personalmente de sacarle de encima a las ninfas oportunistas que querían comprobar su apodo de "Macho" horas antes de subir al ring por alguna pelea mundialista.

Otro de los que estuvo muy cerca en el final de su vida fue Don Agustín "Chiquito" Uleriche, propietario de "El Quincho de Chiquito", el mítico comedor de frutos de río, ubicado a orillas de la Laguna Setúbal, en la costanera santafesina.

"Ahí se come el mejor pescado del mundo", decía Monzón cada vez que podía, agradecido porque cuando tenía siete años fue en carreta desde San Javier con su familia y el padre de "Chiquito" les dio comida y un lugar para dormir.

También el actor francés Alain Delon lo visitaba cada vez que podía.

Un día después de su muerte, la provincia de Santa Fe entera le brindó una conmovedora despedida demostrando lo que significó Carlos Monzón. El velatorio se llevó a cabo en la Municipalidad, a donde concurrieron miles de personas para darle el último adios a uno de los mejores deportistas de la historia argentina.