EL JUVENIL VOLANTE DE BOCA EMPEZÓ JUGANDO EN LA ‘D’ Y, POCO A POCO, VA GANANDO TERRENO EN PRIMERA. MIENTRAS, COMPARTE VIVENCIAS CON RIQUELME Y PALERMO, HASTA HACE POCO IDOLOS INALCANZABLES.
Nació el día en que la Selección Argentina le ganó a Uruguay 1 a 0 en México ‘86 y se metió en los cuartos de final de una Copa del Mundo inolvidable. Cristian Chávez salía del vientre de su madre casi al mismo tiempo que Pedro Pasculli convertía el gol del triunfo. De familia futbolera y xeneize, ‘Pochi’ (como le dicen) llegó a Boca Juniors con muchas ilusiones y, después, grandes sacrificios. “Mi papá trabaja de soldador y mi mamá es ama de casa. Yo estoy en Boca por ellos. Cuando estaba en Atlas y pasamos malos momentos, ellos hicieron mucho para que tanto yo como mis hermanas pudiéramos comer. Todo lo que estoy haciendo es para mi familia. Me mato entrenando y hago todo para ellos. Se sacrificaron mucho por mí y no les quiero fallar”, cuenta con la cara iluminada. Una luz que aparece cuando habla de los suyos, de su barrio y de Boca: “Mi viejo es re fanático de Boca. Cuando yo jugaba en la Reserva, le daba la platea y él venía a ver a la Primera. Llegaba un rato antes, y si perdía la Primera... todo mal. Ahora no sé qué hace. ¡Capaz que me putea a mí, ja! No me dice nada porque no hablamos mucho cuando juego yo. El tampoco puede creer que yo esté acá”.
Hace rato que Cristian vive solo. Primero fue en la pensión del club y ahora en un departamento en el barrio porteño de Palermo, por donde cada día lo pasa a buscar Martín Palermo (valga la redundancia) para llevarlo al entrenamiento y luego traerlo de regreso. “Martín es como mi padre, ya. Me lleva a todos lados. Es un fenómeno, se porta muy bien. A veces, cuando vengo de la casa de mis viejos, también me traen Román o Lucas Castromán. Porque si tengo que viajar en colectivo son como dos horas”, cuenta Chávez.
Rosa y Manuel, sus padres, siguen su vida junto a sus otras hijas, Lorena, de 25 años, y Macarena, de 8, en el barrio San Atilio (partido de José C. Paz, a 35 kilómetros de la Capital). Un distrito habitado por poco más de 250 mil personas, dónde el setenta por ciento de las calles es de tierra, y el agua potable y el gas son un privilegio de pocos. De las cloacas, mejor no hablar. Y como no está dividido en localidades, José C. Paz tiene 75 barrios. Muchos de ellos, por diversos motivos, no coinciden con la denominación que le da la gente. Si la verdadera patria de un hombre es su infancia, Chávez la tuvo complicada. “Cuando voy al barrio, mis amigos me hacen preguntas y no lo pueden creer, como yo. Pero sigo siendo el mismo de antes, los invito a tomar mate a casa, como fue siempre. A veces, si tengo que tomarme el 501 y el tren, lo hago, no tengo ningún problema…”.
–Es extraño que un jugador de Boca viaje en colectivo…
–Sí, ja. Todos me preguntan por qué no me compro el coche. La gente que me reconoce en el colectivo me lo dice. Yo les explico que primero me voy a comprar una casa y que no necesito auto porque me pasan a buscar. Lo compraré cuando lo necesite. La prioridad para mí es que mi familia esté bien. Por eso, primero lo de la casa. Lo demás vendrá más adelante.
–¿Quiénes te orientan y te aconsejan, además de tu familia?
–Gracias a Dios, hay mucha gente. Mi representante Gustavo Goñi me habla mucho y me lleva por el buen camino. También Martín (Palermo) que me da muchos consejos sobre lo que tengo que hacer. Le hago caso porque él ya lo vivió y por algo está dónde está.
CONSTRUYÉNDOSE A SI MISMO
Sus primeros pelotazos los dio en el club Primavera del Plata de José C. Paz y a los 12 años lo llevaron a Atlas, el del reality de FOX SPORTS. Por entonces, el equipo de General Rodríguez atravesaba sus peores momentos. “No teníamos nada. ¡Teníamos apenas dos pelotas y si se pinchaba una no sabíamos qué hacer!”, recuerda Pochi, quien con 15 años conoció el rigor con el que se juega en la Primera ‘D’, la última categoría del fútbol argentino. “En la ‘D’ se pegaban muchas patadas, las canchas eran feas y sin pasto. En esa época venía a La Bombonera y me preguntaba si podía jugar con esos monstruos”, recuerda. En Atlas le habían prometido llevarlo a probar a Boca, pero pasó el tiempo y él mismo tomó la decisión de ir con su mamá. Jorge Griffa y José Malleo lo vieron jugar unos quince minutos y les alcanzó para saber que lo tenían que fichar. Fue a fines de 2003; en la prueba, había más de 200 chicos.
JUGADOR DE EXPORTACIÓN
Cristian Chávez es un volante explosivo y muy fuerte físicamente. Usa bien el cuerpo, es inteligente para crear espacios cuando no los hay y puede moverse cómodamente en distintos lugares del campo de juego, condiciones que lo hacen un jugador atractivo para el fútbol europeo. El tiempo y su nivel dirán cuánto más lo podrán disfrutar los hinchas de Boca. Cuando el profesionalismo era apenas un sueño lejano, Cristian iba fin de semana por medio a la popular de La Bombonera con su padre y su tío Miguel.
–¿Con qué futbolista que admirabas finalmente jugaste?
–Con Riquelme. Como vivía cerca de mi casa, veía jugar a su hermano. A él nunca lo había podido ver. Pero mi ídolo siempre fue Carlitos Tevez, y lo pude conocer. Cuando subí a la Cuarta jugué un partido en La Bombonera contra él. ¡Y lo dejaba pasar, ja! ¡Ni lo tocaba!
–¿Pudiste hablar con él?
–No. Lo miraba cómo jugaba y nunca le pude hablar porque yo estaba muy lejos, en la Cuarta. En esa época, para los pibes era muy difícil tener diálogo con los más grandes. No como ahora, que la Reserva está ahí y hacés fútbol continuamente con la Primera, los tenés al lado y hay más trato, como con los técnicos.
–¿Qué otro compañero de inferiores creés que tiene condiciones para jugar en Primera?
–Nicolás Gaitán juega muy bien, estoy seguro de que va a llegar. También Ricardo Noir o Luis Ibáñez, que está con la Primera. Si se sacrifican, todos tendrán chances.
–¿Con qué soñás para el futuro?
–Quiero tener continuidad en la Primera de Boca y que mi familia esté bien. Y después, si tengo la suerte, quisiera jugar en el exterior. Si me va bien en Boca me gustaría llegar a la Liga Española y poder llevar a mis familiares conmigo.
–¿La Selección está entre tus sueños?
–Es para más adelante... Me gustaría. Fui de sparring tres semanas con el ‘Coco’ Basile cuando citó a los jugadores de acá. Me puse una camiseta y tenía un orgullo enorme, entrenaba con unas ganas bárbaras en Ezeiza. Fue un sueño para mí. Tuve unas palabras con Basile y le dije ‘gracias’. No lo podía creer. Hacer fútbol con Verón, ir en el micro de la Selección. A veces no caigo, igual que ahora. Estoy tomando mate con Martín y Román y no caigo.
–¿Y qué te dicen ellos?
–Con Román nos llevamos muy bien y le cuento mis cosas. El me llevaba a su casa y comíamos asado con los pibes. Cuando me acercaba a mi casa yo le decía que me deje en la ruta, para que no entre al barrio, y él no quería: me dejaba en la puerta y se iba. Yo no lo podía creer. Román no podía bajar porque enseguida se venía todo el barrio.
–¿Qué entrenadores te enseñaron y ayudaron?
–De Primera, no muchos. Con Basile era muy distinto: no tenía mucho trato y era muy difícil subir. El único técnico que me habla y me da consejos y con el que estoy teniendo continuidad es Carlos Ischia, el que más quiero. También Abel Alves y Carlos Borzi, el técnico y el preparador físico de la Reserva. Ellos hicieron todo para que yo esté en Primera. Siempre me hablaron y me aconsejaron bien.
–¿Y qué sacrificio hiciste vos?
–Estar lejos de la familia. Siempre los extraño mucho.
>>EXPEDIENTE
Nombre completo
Cristian Manuel Chávez
Fecha y lugar de nacimiento
16 de junio de 1986, en Pilar, provincia de Buenos Aires.
Trayectoria
Comenzó en el club Primavera del Plata de José C. Paz. A los 12 llegó a Atlas y a los 15 debutó en Primera ‘D’. Un año después fue fichado por Boca. Su debut en Primera fue el 10 de junio de 2007, frente a Belgrano. Ganó el Xeneize 1 a 0.
CAMISETA 7
Cuando el "melli" guillermo se fue a la MLS, Pablo Mouche heredó su numero, pero en la copa la 7 fue para chavez, que no jugo.
2 comentarios:
Navegando, encontre a mi companerito de trabajo. Beso Edu.
Hola! Gracias por la visita! Besos.
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