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jueves, 6 de noviembre de 2008
EL DEPORTE COMBATE A LA DIABETES
ES UNA ENFERMEDAD QUE CADA VEZ PADECEN MÁS PERSONAS, PERO EL DEPORTE Y LA ACTIVIDAD FÍSICA SON FORMAS DE COMBATIRLA. INCLUSO, HAY CASOS DE DIABÉTICOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN FIGURAS DEL BÁSQUET Y DEL FÚTBOL, POR EJEMPLO.
La diabetes es un desorden del proceso que se encarga de convertir los alimentos que se ingieren en energía, es decir, del metabolismo. Y la insulina es el factor más importante en todo este proceso. Se trata de una hormona segregada por el páncreas, una glándula ubicada detrás del estómago.
Contrariamente a lo que muchos todavía creen, esta enfermedad no es un impedimento para ser deportista profesional. Tomando los recaudos pertinentes, es posible practicar con éxito cualquier disciplina. Hasta tal extremo que se pueden encontrar diabéticos en todos los deportes de alto nivel competitivo, y muchos con rendimientos realmente notables.
A Chris Dudley le diagnosticaron diabetes a poco de cumplir los 16 años, pero eso no le impidió jugar “nada más” que 14 temporadas en la NBA, incluyendo casi mil partidos, una final y playoffs con equipos de cinco franquicias diferentes. Desde hace años preside una fundación para ayudar a los niños que padecen diabetes. Otro basquetbolista destacado es Adam Morrison, alero de los Charlotte Bobcats.
Steve Redgrave fue un notable remero en las décadas del ‘80 y ‘90. Pero la dimensión de su hazaña no se limita solamente a este deporte: consiguió cinco medallas de oro en cinco Juegos Olímpicos consecutivos, desde Los Angeles 1984 hasta Sydney 2000, además de una de bronce.
Está considerado uno de los más grandes atletas olímpicos. También se probó corriendo maratones, siempre prestando mucha atención a su diabetes.
Del mismo modo se puede mencionar al nadador estadounidense Gary Hall, ganador de 5 medallas de oro olímpicas, a los golfistas Kelli Kuehne y Michelle McGann y al beisbolista Jason Johnson, todos del mismo país. También son destacables los casos del polista argentino Ignacio Heguy y los jugadores de football americano Jay Leeuwenburg, a quien le detectaron diabetes a los 12 años, y Jay Cutler.
Este último tiene 25 años y es mariscal de campo de los Denver Broncos: ha sido diagnosticado con diabetes del Tipo 1, según confirmó su representante Marty Garafalo. Por su condición, necesitará inyecciones diarias de insulina y, según explicó el vocero, “su enfermedad de ninguna manera pone en peligro su carrera deportiva”.
Los casos de los jugadores de football americano demuestran que la enfermedad no fue impedimento para practicar un deporte rudo, de máxima exigencia física. Lo mismo ocurre en el hockey sobre hielo, una actividad violenta que precisa de atletas en su plenitud. Así fue como lo practicó Bobby Clarke, miembro del Salón de la Fama de Hockey. Otro ejemplo a seguir.
En el fútbol también hay casos. Diego Armando Maradona es el diabético más famoso, aunque no es insulinodependiente.
El hispano marroquí Yaagoubi Moha es insulinodependiente y hace poco fichó para la Real Sociedad de San Sebastián, después de haber pasado por el Espanyol de Barcelona y el Osasuna de Pamplona, todos de alta competencia.
LA INSULINA
Durante la digestión, los alimentos se descomponen para crear glucosa, la mayor fuente de energía para el cuerpo humano. Esta glucosa pasa a la sangre, donde la insulina le permite penetrar en las células.
Lo que les sucede a las personas que tienen diabetes es la falla de alguno de los componentes del sistema: el páncreas produce escasa insulina o directamente no lo hace (es la llamada diabetes Tipo I); o las células del cuerpo no responden a la insulina que se produce (diabetes Tipo II).
El tipo I también es llamada ‘diabetes juvenil’ porque aparece frecuentemente durante la infancia, aunque también puede detectarse en adultos.
Quienes la padecen (menos del diez por ciento de los diabéticos) deben inyectarse insulina para poder vivir, dado que el cuerpo no la produce. El tipo II se da en adultos, generalmente después de los 40 años. En este caso, el cuerpo sí produce insulina, pero ésta no acompaña a la glucosa hasta el interior de las células.
LOS BENEFICIOS DEL DEPORTE
Este problema provoca la concentración de la glucosa en la sangre, de forma que el cuerpo se priva de su principal fuente de energía. Los altos niveles de glucosa en la sangre pueden dañar los vasos sanguíneos, los riñones y los nervios. La diabetes es una enfermedad crónica y, hasta el momento, incurable.
Años atrás se cuestionaba la indicación de realizar ejercicio físico a los diabéticos. Sin embargo, actualmente la mayoría de los especialistas en la materia lo considera como una de las mejores vías para prevenir y combatir esta patología.
“La actividad física es uno de los sostenes de la salud del diabético”, afirma la licenciada Patricia Pereyra, docente de biomecánica y fisiología de la Fundación Barceló, institución argentina dedicada a las ciencias de la salud. “Las otras son el control médico y detección de la enfermedad, la dieta y la insulina, si es que son insulinodependientes”, agrega.
En 2004, un estudio realizado en Hawaii por la American Journal of Epidemiology, que consistió en seguir durante seis años la evolución médica de 6.800 adultos de edades comprendidas entre los 45 y los 68 años, concluyó que los poco aficionados a practicar deportes tienen el doble de riesgo de padecer diabetes no insulinodependiente que aquellos que practican ejercicio físico.
“Los músculos, para poder contraerse, necesitan usar glucosa como fuente de energía, especialmente si hacemos actividad aeróbica. Esto nivela el azúcar. La actividad física reduce considerablemente los factores de riesgo de contraer diabetes cuando se es adulto”, completa la licenciada Pereyra.
Respecto de los cuidados, la higiene es fundamental: “El deportista diabético tiene que cuidar mucho sus pies. Una pequeña herida en la piel produce gangrenas y las complicaciones pueden llegar hasta la amputación del pie. La higiene y el cuidado con las cicatrizaciones son lo más importante”. Se estima que, con un cuidado correcto de los pies, se podría prescindir de un 75 por ciento de todas las amputaciones en personas con diabetes.
“Se trata de una enfermedad costosa para controlar, ya que los insumos son caros. También es importante que el entorno esté muy informado. Cuando son chicos, para recordarles la aplicación de insulina y que coman cuando les corresponde. En la adultez, para que no se tienten con cosas que no pueden comer”, enfatiza Pereyra.
POSIBILIDADES INFINITAS
Cada año, 7 millones de personas desarrollan diabetes y, de acuerdo a las proyecciones de la Federación Internacional de la Diabetes (IDF), en el año 2025 habrá 380 millones de afectados.
El sedentarismo y la mala alimentación son, entre otras, las causas del incremento del número de diabéticos en todo el mundo, que asciende en la actualidad a 140 millones.
Muchos jóvenes reciben el diagnóstico de su enfermedad con incertidumbre y creen que sus sueños se derrumban, cuando en realidad lo que aparece es un obstáculo importante como cualquier otro de los que se debe enfrentar en la vida.
Ramiro, por ejemplo, tiene 15 años recién cumplidos. Hace apenas dos meses se enteró de que es diabético. “Al principio me angustié mucho y me asusté. Pero con el paso del tiempo me voy dando cuenta de que si soy estricto con la dieta y me controlo adecuadamente, no me limita para nada”, cuenta.
Lo más complicado para él es la ingesta de verduras y vegetales, algo a lo que no estaba acostumbrado. Ramiro practica paddle y se entrena tres veces por semana. Su sueño es ser profesional. También una vez por semana juega al fútbol con sus amigos. El deporte es una parte fundamental de su vida y ahora se ha vuelto imprescindible para su salud.
Un motivo importante por el cual crece el porcentaje de diabetes en los niños es que pasan demasiado tiempo encerrados jugando con videos o navegando en Internet, alcanzando la cumbre del sedentarismo, consumiendo comida chatarra y gaseosas que son la principal fuente de hidratos de carbono.
Sería interesante, antes de darle la razón a las estadísticas, empezar a mover el cuerpo y hacer deportes. No sólo son una caparazón que protege de distintas enfermedades, sino que pueden transformarse en fuentes de vitalidad inagotables. Miles de personas que preservan su salud gracias a ellos, lo garantizan.
194 MILLONES
Son los enfermos de diabetes alrededor del planeta. Para 2025, la cifra trepará a 333 millones.
90 POR CIENTO
El porcentaje de diabéticos que son Tipo 2, es decir que no dependen de las inyecciones de insulina.
6 MILLONES
Las personas que son diagnosticadas con diabetes cada año. ¿Cuántas no saben de su enfermedad?
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3 comentarios:
Agradecimiento infinito y felicitaciones...y de paso, ¡feliz día! para el "mejor periodista del mundo". Gracias por el apoyo, Ramiro y su mami
Oye te gustaría intercambiar links???
excelente nota, muy didactica.
bien fantasma!!!!
seguí así ayudando a informar a la gente de los beneficios del deporte y la actividad física!
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